Por: Rafa Salomón, Cantautor católico
Se termina un año y los recuerdos se agolpan, todos al mismo tiempo y cada uno en el corazón. Agradecimiento inmenso a Dios por lo vivido, por las amistades, por quienes hacen de este Ministerio la razón de mí vivir. Cada viaje, cada concierto y cada conferencia han sido una oportunidad valiosa para compartir, contagiar y animar el amor más puro y verdadero, el amor de Dios.
Cada aportación escrita es inspiración del Espíritu en mi vida y he podido ser testigo de su actuar, permite también tú que sea inspiración y compañía. Cada programa de radio es motivo de todo lo que el amor de Nuestro Señor me permite experimentar.
Padre Eterno, siempre tan generoso. Mi alma se estremece de agradecimiento y aunque también he experimentado pérdidas sé que a mi lado siempre vas ¡Me emociona agradecerte mi Dios, que hasta llorar me inspiras!
Te invito a que experimentes el acto de agradecimiento más profundo ahora que termina un año, exprésalo, dile a Dios: ¡Gracias por la vida! ¡Gracias por aquello que no comprendo! Es momento de agradecer las risas y las lágrimas, gracias por el principio y el fin.
El mensaje de Dios tiene el poder de hacernos de nuevo, de convertirnos en “vasos nuevos”, así que dale fin a esas actitudes de egoísmo, falta de perdón y comienza con el verdadero acto de reparación, no solo en tu mente y corazón; llévalo a tu voluntad y especialmente a tus manos, esas que pueden transformar, dar, donar, alimentar, cuidar, ayudar.
Se termina el año y si quieres, puedes iniciar con una renovada actitud, permite que nazca en ti el mensaje esperanzador, es tiempo de agradecer.
Jesús preguntó:
¿No quedaron limpios los diez?
¿Dónde están los otros nueve?
¿Tan solo este extranjero regresó para dar gracias a Dios?…
Lucas 17,17-18.